miércoles, 20 de agosto de 2014

Shhh! Mírame despacio que se nos está acabando el tiempo.

Shhh! Mírame despacio que se nos está acabando el tiempo. He venido para decirte que sigo temblando cuando te encuentro de golpe. Y me asusto si te imagino despidiéndote, al igual que si apareces al cruzar la acera y no pude verte venir. Siempre tendré el pelo alborotado, las uñas mal pintadas o los labios algo secos. Siempre seré un poquito imperfecta a tu lado. Aunque tú nunca te recortes la barba para verme, ni te pongas tus mejores pantalones. Porque sabes que a mí, me gustan todos, y que estés despeinado, y tus tenis rotos, que empiezan a parecerse a mis noches. Me asaltan las dudas de si existe la vida después de ti, y si es así, vendo la mía. Entrego al diablo los desayunos que me queden, las fiestas y las copas, las películas en compañía, mi banda sonora, que es lo más importante que tengo si no eres tú. Regalo a nadie todas mis horas, para quién las quiera sin ti. Que a mí ya no me sirven para nada, ni siquiera para echarte de menos. Que si la distancia y el tiempo hacen el olvido, me muero en el recuerdo de aquella noche contigo, y me quedo así para siempre. Entrego todos mis versos, todos los que te escribí, porque no quiero volver a hacerlo. 
No sé si existe la vida después de ti, pero yo,  si es así, no la quiero.


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