martes, 24 de noviembre de 2015
Irse a la mierda tiene que ser algo así.
Eso de que la tormenta que te hunde es la única que puede mantenerte en pié es una frase que cargo desde que tengo uso de razón.
En este navío hay parejas de todo tipo y después estamos nosotros, los que sin dejar rastro de ellas van acabando con todo.
Cuando el diluvio pase solo quedará un montón de lodo sobre el que revolcarse.
Cuando todo sea desierto lo único que inventaremos serán los charcos de los que beber para seguir llorándonos.
El día que dejen de sangrarme las heridas será a ti a quien pida que me hurgue en las cicatrices.
Ni siquiera sé si quiero.
Me alimento de la duda y de tus ojos.
Ni siquiera sé si quiero.
Me duermo.
Como buscando una muerte a tu lado sin tener que llegar a viejos.
Despierto.
Como resucitando, y me visto como si me armase de fuerza y balas para una nueva guerra.
Yo solo quiero que todo vuelva
a ser como antes.
Sin tener que ser la de antes
Sin tener que volver a aquel antes
Sin tener que vivir sin tus antes
Ahora.
Pero como cuando éramos felices.
La peor parte de los sueños es cuando te despiertas.
La peor parte de tus miedos es cuando se despiertan.
La peor parte de una guerra es cuando nos quedamos dormidos en mitad de ella.
La mejor parte de nosotros es que no estamos muertos.
La peor parte de nosotros es que seguimos queriéndonos
A balazo limpio
y con los ojos abiertos.
Buscando tréboles de cuatro hojas.
Ya no sé cuando mientes ni cuando digo la verdad.
Me arrepiento de haber empezado, de algunos finales.
Me arrepiento de haber querido y de haber renunciado.
Me arrepiento de haber sabido y de haberme callado.
De haber tenido fe en días de infiernos.
Me arrepiento de haberme enamorado por no saber dejar de estarlo.
Me arrepiento de ciertos besos en cientas bocas.
Me arrepiento de haberme arrepentido por noches sanas.
De haberme alejado y haber negado el echar de menos.
De firmar un contrato que no me ha dejado ser feliz.
De haberme atado a una persona tan fuerte que solo quede la opción de cortar el nudo.
De desnudarme por dentro cuando tendría que haberme quedado quieta.
De haber comprado algunos libros en lugar de intentar conseguir antes el tiempo para leerlos.
Me arrepiento de casi todos mis versos por verdades como puños en alto.
Me arrepiento de todas mis guerras.
De algunas derrotas y de la mayoría de victorias.
Me arrepiento de haberle puesto a mis hijos sus ojos.
De haber dejado a mi hermano en aquella casa.
De saber que mis padres acabarían separados y no intentar impedirlo.
De no querer ser niña más tiempo.
De haberle sonreído al diablo y escupido a algunos santos.
Me arrepiento por todos los te quieros que nunca le dije a mi madre.
De no querer hacerlo.
De no haber dicho la verdad, algunas muchas veces.
De haberme comido mil mentiras sin rechistar.
Me arrepiento de pisar Madrid.
De saber cómo irme y no poder hacerlo.
De no tener más fuerza que la que se me escapa en las miradas.
De llorar a escondidas y reírme en voz alta.
De haberlo metido en mi cama por no saber cómo sacarlo.
De alguna borrachera, de alguna enfermedad y de algún que otro delirio.
Me arrepiento de su destino y de haber dejado que nos cruzáramos.
Me arrepiento de lo que digo y de lo que escribo.
De hacerlo para tener que sufrirme el estar haciendo llorar a la persona que más quiero.
De no saber sangrarme de otro modo.
Me arrepiento de mi pasado, de mi presente y de mi futuro
Pero puedo afirmar a ciencia cierta que nunca me he arrepentido:
De algunos polvos, de ciertos ojos, y de haber sido, en muy muy pocas ocasiones
conmigo
del todo
feliz.
Ahora sé que de los errores también se aprende
y que de arrepentirse nunca se gana
nada nuevo.
Me arrepiento de haber querido y de haber renunciado.
Me arrepiento de haber sabido y de haberme callado.
De haber tenido fe en días de infiernos.
Me arrepiento de haberme enamorado por no saber dejar de estarlo.
Me arrepiento de ciertos besos en cientas bocas.
Me arrepiento de haberme arrepentido por noches sanas.
De haberme alejado y haber negado el echar de menos.
De firmar un contrato que no me ha dejado ser feliz.
De haberme atado a una persona tan fuerte que solo quede la opción de cortar el nudo.
De desnudarme por dentro cuando tendría que haberme quedado quieta.
De haber comprado algunos libros en lugar de intentar conseguir antes el tiempo para leerlos.
Me arrepiento de casi todos mis versos por verdades como puños en alto.
Me arrepiento de todas mis guerras.
De algunas derrotas y de la mayoría de victorias.
Me arrepiento de haberle puesto a mis hijos sus ojos.
De haber dejado a mi hermano en aquella casa.
De saber que mis padres acabarían separados y no intentar impedirlo.
De no querer ser niña más tiempo.
De haberle sonreído al diablo y escupido a algunos santos.
Me arrepiento por todos los te quieros que nunca le dije a mi madre.
De no querer hacerlo.
De no haber dicho la verdad, algunas muchas veces.
De haberme comido mil mentiras sin rechistar.
Me arrepiento de pisar Madrid.
De saber cómo irme y no poder hacerlo.
De no tener más fuerza que la que se me escapa en las miradas.
De llorar a escondidas y reírme en voz alta.
De haberlo metido en mi cama por no saber cómo sacarlo.
De alguna borrachera, de alguna enfermedad y de algún que otro delirio.
Me arrepiento de su destino y de haber dejado que nos cruzáramos.
Me arrepiento de lo que digo y de lo que escribo.
De hacerlo para tener que sufrirme el estar haciendo llorar a la persona que más quiero.
De no saber sangrarme de otro modo.
Me arrepiento de mi pasado, de mi presente y de mi futuro
Pero puedo afirmar a ciencia cierta que nunca me he arrepentido:
De algunos polvos, de ciertos ojos, y de haber sido, en muy muy pocas ocasiones
conmigo
del todo
feliz.
Ahora sé que de los errores también se aprende
y que de arrepentirse nunca se gana
nada nuevo.
lunes, 9 de noviembre de 2015
Nos diferencia este ahora.
Tendrían que bajar al bar de abajo y preguntarle al
periódico
quién habla de libertad sobre sus tumbas de rosa y muerte.
Tendrían
que petar a la puerta de enfrente y entrar sin pedir permiso
para preguntarles
quien habla de libertad entonces.
Tendrían que coger a mi hermano y encerrarlo
en esa aula las horas que está ahí dentro
y examinarlo sobre quien conoce la
libertad ahora.
Tendrían que quitarle su huerto a mi padre o alejarlo de su
madre para poder preguntarle
a quién le importa la libertad de ese modo.
Tendrían que comprarnos un anillo a cada uno de nosotros y ceñírnoslo al cuello
para preguntarnos quién celebra la libertad así.
Podrían poner algo más de
mierda en mis cigarrillos,
algo más de alcohol en la bebida,
un buenas noches
en cada puesta de sol pasadas las siete.
Podrían golpearnos con sus manos de
paz y no más guerras,
con sus manos de muerte,
nosotros pensaríamos en las
causas como culpándolos,
a los de antes ya saben,
y vendrían los de ahora con
sus efectos a hablarnos
de quién tiene la libertad en bolsas, de basura,
de
quién la recoge y se deshace de ella a un cuestionable precio.
Podrían alejarme
de este bar y nombrar felicidad a cualquier otra acera,
quemar todos los libros
que ahora me sé de memoria
y destrozar la banda sonora de cada sonrisa pidiendo
auxilio,
pero no podrán esperar respuesta si lo que quieren es saber
en donde
escondo la libertad entonces.
Muy a mi pesar, como una "x" en el mapa equivocado
voy perdiendo los candados que me abrazan por la espalda.
Si quieren saber en
donde está la libertad
no la busquen en sus muertas cuando ya no griten,
no
les peten a la puerta.
Si quieren saber en donde está la libertad
inviten a mi
hermano a correr por el lodo
y traigan a las madres que exiliaron,
dejen de
vendernos corazones,
queremos querer sin ceñirnos,
queriendo por no saber dejar
de hacerlo.
Si quieren saber en donde está la libertad no se olviden,
señoría, que nos sobran plazas en las que gritar
pero que sólo lo haremos cuando no nos
dé vergüenza
celebrar lo que por imposibles todavía somos
en los parques que
ustedes construyeron
partiendo de cunetas que ahora,
y asco nos da pensarlo,
serán la línea divisoria para enseñaros
como no podrán hacer las cosas.
Tendrían que matarnos a todos,
y verse a los ojos para saber, de verdad,
que en
todo eso que nunca podrán callar,
frenar, reclutar, exiliar, asesinar,
golpear,
encerrar, quemar o borrar,
ahí, ahí guardamos nosotros la libertad.
Señoría, suerte, si de veras ha decidido empezar.
En defensa nosotros diremos
que nos sobran alas y callejones para aprender a volar
y millones de bocas que pidiendo pan, no podrán callar.
Por cojones que no será a mi pueblo al que le tocará llorar sus errores.
Conservamos la herida abierta
pero nos diferencia
este ahora.
Ahora
sabemos
cómo
besarla.
lunes, 2 de noviembre de 2015
Re descubrir
una manera de dormir
sobrevivir
en un abrazo y hacerte el valiente en soledad
pasar frio
viendo al mar, que no es lo mismo,
a agarrarse
de la mano y tronar de tormenta huracán y fuerza
alargar las
noches hasta perder la cuenta
dormir con
alguien en pestañeo a un tiempo
querer ser,
a su lado, y en secreto naufrago en pleno desierto
Mirarse
entre miles de millones de personas de planetas, y que nadie más lo vea
Y besarse,
como luna roja y eclipse de noche y marea en luna llena, y mojarse de vergüenza
de no haberlo hecho antes, y salvarse, entre miles de millones de personas de
planetas
sin que
nadie más lo vea.
Masturbarse
durante muchísimo tiempo asomado a la ventana soñando con aquellos regresos
en los que
nunca esperábamos nada de nada y así, avanzando, acabamos siendo salitre en
unos labios cuarteados de...muchisimas ganas y muy pocas victorias
Luchar sin
ti es como arrodillarse en plena guerra y recordar cuando tragabas
Una putada
en formato espera que seguro, si llega, nunca será lo que esperabas.
fumar para
acortar la vida, que ya nos maltrata lo suficiente como para querer alargarla
Volar,
joder, volar sobre arena de playa y cama ajena, volar solo y volar bailando y
volar
al oírlo
respirar, a quien le importa, volar
para que
nadie nos vea ocupar tanto espacio al desplegar las alas
una caricia
tuya, bastaría para salvarme.
Mi risa...la
única coincidencia en esta historia fue volver a perdernos
las derrotas
no se buscan, los premios se recogen, las victorias se celebran
separándonos.
Te regalo el ver que sin mí, también puede sestar muy bien
No querer,
que es querer sin saber por qué ni cómo
pero querer,
porque, joder, querer es acojonante
y tu eres
digno de
cualquier
revolución
y a mi esas
cosas siempre
me gustaron.
Y romperme,
a la manera en que se rompe un Lladró
cuando
bosteza en cada espera
y espera una
despedida
No como se
rompe una copa de vino en cada pena que le quitas
sino como se
rompe una canción con el tiempo
a veces,
sabiendo, que no existen los bises de las veces que te quise de aquel modo
olvidarse,
de todo y de todos, de nosotros y
despertarte
una mañana con el sueño en los ojos y solos
envueltos en
el asco que nos da sabernos olvidándonos las gracias que todavía no nos dimos
quererte, a
ti y a todos tus compañeros, quererte como se quiere al camino que no se hace,
quererte
como a un crio bailando por la calle o a un viejo gritando revolución antes de
irse
quererte,
como el resto decían que no podía
quererte
volando y abrirte la boca, quererte como ola que no se da la vuelta
quererte en
el punto más alto de la marea
quererte sin
entenderme porque para qué coño me hace falta
a mi hacer eso
quererte,
por no saber dejar de hacerlo
quererte
porque me sigo masturbando cuando te veo mirándome por las noches,
y no sé si
fue el viento o el verte bailar frente al mar
que yo solo
quiero
que no se me
olvide,
que el amor es eso,
y muchísimas cosas más.
Te echo de menos.
Si viniese
hasta aquí solo, a decir- verdad, nunca sabría que decir y así me iría
Si no
tuviera que explicarte esta sonrisa, de veras amor, que nunca hubiera llegado
Si mi deuda
con tus manos se saldara de rodillas, no lo dudes, ya me habría arrodillado.
Con todo lo
que tengo me desvisto cada noche y como es poco te lo doy, porque es todo,
te lo doy
para dejarle hueco a lo que venga y a los besos que no he dado y a las noches que
nos quedan por equivocarnos, pecado, capital de otro planeta. Llegamos.
La vida da
tantas vueltas que acaba por marearnos, cariño, y yo, pienso vomitar encima
tuya, insisto, esta mezcla de silencio y piel erizada de invierno de puerta
cerrada de botella de ron derramada de quererte, en cama y de rodillas con
una...sonrisa en la cara.
Y todas esas
gracias, por las que vine a verte.
"Vuelve
No soy tan
fuerte..."
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