Tendrían que bajar al bar de abajo y preguntarle al
periódico
quién habla de libertad sobre sus tumbas de rosa y muerte.
Tendrían
que petar a la puerta de enfrente y entrar sin pedir permiso
para preguntarles
quien habla de libertad entonces.
Tendrían que coger a mi hermano y encerrarlo
en esa aula las horas que está ahí dentro
y examinarlo sobre quien conoce la
libertad ahora.
Tendrían que quitarle su huerto a mi padre o alejarlo de su
madre para poder preguntarle
a quién le importa la libertad de ese modo.
Tendrían que comprarnos un anillo a cada uno de nosotros y ceñírnoslo al cuello
para preguntarnos quién celebra la libertad así.
Podrían poner algo más de
mierda en mis cigarrillos,
algo más de alcohol en la bebida,
un buenas noches
en cada puesta de sol pasadas las siete.
Podrían golpearnos con sus manos de
paz y no más guerras,
con sus manos de muerte,
nosotros pensaríamos en las
causas como culpándolos,
a los de antes ya saben,
y vendrían los de ahora con
sus efectos a hablarnos
de quién tiene la libertad en bolsas, de basura,
de
quién la recoge y se deshace de ella a un cuestionable precio.
Podrían alejarme
de este bar y nombrar felicidad a cualquier otra acera,
quemar todos los libros
que ahora me sé de memoria
y destrozar la banda sonora de cada sonrisa pidiendo
auxilio,
pero no podrán esperar respuesta si lo que quieren es saber
en donde
escondo la libertad entonces.
Muy a mi pesar, como una "x" en el mapa equivocado
voy perdiendo los candados que me abrazan por la espalda.
Si quieren saber en
donde está la libertad
no la busquen en sus muertas cuando ya no griten,
no
les peten a la puerta.
Si quieren saber en donde está la libertad
inviten a mi
hermano a correr por el lodo
y traigan a las madres que exiliaron,
dejen de
vendernos corazones,
queremos querer sin ceñirnos,
queriendo por no saber dejar
de hacerlo.
Si quieren saber en donde está la libertad no se olviden,
señoría, que nos sobran plazas en las que gritar
pero que sólo lo haremos cuando no nos
dé vergüenza
celebrar lo que por imposibles todavía somos
en los parques que
ustedes construyeron
partiendo de cunetas que ahora,
y asco nos da pensarlo,
serán la línea divisoria para enseñaros
como no podrán hacer las cosas.
Tendrían que matarnos a todos,
y verse a los ojos para saber, de verdad,
que en
todo eso que nunca podrán callar,
frenar, reclutar, exiliar, asesinar,
golpear,
encerrar, quemar o borrar,
ahí, ahí guardamos nosotros la libertad.
Señoría, suerte, si de veras ha decidido empezar.
En defensa nosotros diremos
que nos sobran alas y callejones para aprender a volar
y millones de bocas que pidiendo pan, no podrán callar.
Por cojones que no será a mi pueblo al que le tocará llorar sus errores.
Conservamos la herida abierta
pero nos diferencia
este ahora.
Ahora
sabemos
cómo
besarla.
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