miércoles, 20 de agosto de 2014

Aunque tenga que llamar a los besos homicidios.

Espero que nunca me leas, porque ha llegado el momento de ser sincera.
Si no puedo decírtelo a la cara, te voy a regalar todas mis líneas.
Ven, y acércate un poquito más que voy a matarme, y quiero que lo veas.
Ven y dime que ya no quieres volver a verme,
así podré perderme por completo, sin esperar encontrarte en cualquier esquina.
Empieza la cuenta atrás, de este tiempo que nos dimos sin hablar, entre besos, mañanas y sonrisas.
Tengo trescientas cuarenta y siete horas para escribirte que no te vayas.
Y más de un millón de planes pendientes. Casi tantos como besos guardados en mi boca, solo para ti.
Párteme todo tipo de esperanza, y acaba conmigo de una vez.
Acorta los caminos de mis ganas a tu ombligo, que se me están haciendo largos, y me cuesta respirar.
Cierra todas las ventanas de tu casa, no me dejes entrar nunca más.
Sin embargo, yo dejaré todas mis puertas abiertas para que vengas a matarme,
y por favor, entra de puntillas y que no te oiga, y házmelo por la espalda, que ya no quiero verte.
Miénteme y dime que me quieres, solo para hacerme sonreír,
acaba conmigo de una vez, por favor te lo pido.
Que yo sigo queriendo agarrarte de la mano, aunque tenga que llamar a los besos homicidios.
Y abrazarte ha empezado a ser como sentarme al borde de un acantilado.
Imagínate lo que ocurre si te miro a los ojos.
Contéstame como puedo decirte que te quiero, si todos los besos están dispuestos a salir,
si solo sé sonreírte aunque quiera llorar y versarte está siendo como un disparo en la boca.
Espero que nunca me leas, porque quiero seguir escribiéndote las horas que me quedan.
He hecho una lista con las promesas que quiero cumplir al verte marchar.
Salir corriendo detrás de ti, ser la vencida en esta historia, no ganar por primera vez.
Dejar de fumar, echarte de menos, esperarte hasta desesperar.
Volverme loca cada noche, masturbarme pensando en ti.
Abrazarme a la almohada como si de tu pecho se tratase, no volver a ver la luz del sol. 
Quiero salir a buscarte, ahora que sé que sigues cerca, y gritarte muy bajito que te quiero, 
como llevo queriendo hacerlo desde el principio. Cuando eras un desconocido. 
A mí me sigue sonando el viento a blues, y se me levanta la falda a cada paso, 
me siguen brillando los ojos al levantarlos, y me tiemblan los labios, 
y todos los besos que no te he dado cada vez que me siento a escribirte.
Imagínate la guerra de soldados y princesas, que se me desata cuando te veo venir. 
Si tengo que ser una de ellas, 
yo ya he elegido, 
prefiero dejarme morir, 
a vivir sin ti.


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