"Vamos a jugar a no saber nada, de nada. Yo me olvido de mi infancia y tú de mí."
Tiene gracia. Sin ánimo de ofensa.
Hubo un tiempo en el que la gente se acostumbró a vivir en guerra.
Bajo tierra nadie echaba de menos el sol y el mejor despertador, era el final de un bombardeo nocturno y reiterado. Después salían a la calle, en blanco y negro, todos. Y barrían los destrozos hasta dejarlo limpio, para volver a empezar.
La gente se moría, mucha gente se moría, de hambre, de miedo, de libertad. Entonces ellos, los de arriba, borraron del diccionario el término "añorar", y no pasó nada. Los vivos, esos seres grises, una mezcla entre ceniza y escombros, cantaban en los túneles sin salida de un final a oscuras. Cantaban, porque nadie muere cantando.
Se quemaban libros, libres y gentes. Y otros, los valientes, siguieron escribiendo cuando no quedaba luz, ni tinta, ni folios quedaban. Pero seguían escribiendo porque nadie muere leyendo, y sabían que así, ganarían la guerra.
Luego, en medio de un silencio que solo hacía abrir grietas en muros ya derribados, en medio de un bucle hacia ningún lugar, en la mitad, de un camino sin final a orillas de un río teñido de rojo, alguien se olvidó del pasado. De como huelen los besos, las mañanas de lluvia o el sol de las doce. De los gritos de placer y no de miedo, de todos los que ya habían perdido, de todo.
Algún ser gris, una mezcla entre ceniza y escombros nombró a aquello "rutina", y corrió la voz. Corrió entre el silencio del cemento arqueado, entre descarga y carga de pólvora, entre las llamas sin respuesta viva de aquella guerra. Corrió sin que nadie pudiera frenarla.
Así fue como una generación entera, forjada a base de rutina sin calendario, de pena, olvidó que estaba en guerra.
Se acostumbró a vivir en guerra.
Y cuando dijeron "salid, vencimos" lo celebraron.
Y cuando dijeron "volvéis, a estarlo" ni siquiera lloraron.
¿Tiene gracia? Ellos jugaron a no saber nada, de nada.
"Yo me olvido de mi infancia y tú de mí", dijeron.
Pero nosotros, no lo recordamos.
Porque hay palabras,
que todavía
no han vuelto
al diccionario.
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