Y otra noche más, desde que me faltas no he vuelto a dormir y me repito llorando.
Y otra noche más echándote de menos desde que decidiste darme otros besos (de esos de los que no suenan, de los que no existen).
Esta noche no. Esta noche no te voy a echar de menos. Esta noche no voy a llorar por ti y esta no, ya no voy a pensar en ti. No te voy a bailar, no tocaré tu cuerpo ni tendré tu calor, me buscaré otro. Otros besos que no me versen entre llantos como solo tu sabias hacerlo, otro cuerpo que me abrace, amor. Otras manos que me den el calor que te faltaba y otra cama en la que soñar entre sábanas. Nunca supiste hacerme canción, ni pensarme bulerías, ni versarme Versalles. No me prometiste la luna, ni pensaste bajármela. No tocaste el piano en mis costillas y no sabías navegar en mi boca. Cariño, te prohíbo acariciarme, nunca más seré tu princesa porque ya no escribes estas páginas, ni ningunas otras en mi cuento. Lo siento, fuiste en pasado, pero fuiste. No quemaré ese libro que te he escrito por no volver a tocarlo, amor, como te tocaba acordes en el pelo cada noche. No juraré que no te echo de menos, y no es fácil si nunca me has dejado echarte de más. No vengas a reprocharme lo que no fuimos porque tiempo, tuviste de sobra, lo que te faltaron fueron ganas. Las ganas de tenerme más en ti y de no pensar en perderme porque moría por estar entre tus sabanas y vivir en tu casa, en la mía o en ninguna, pero contigo. Ojalá esta noche, esta, que no eres nada, ni pasado para no dolerme al recordarte, te des cuenta que fuimos demasiado como para olvidarme en un suspiro, por eso no respiro, por no vivirte, de sobremanera.
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