Lo primero que inventamos fueron las patrañas,
por eso dejamos de creer en nosotros, y tuvimos "fe".
Y aferradas a ellas vinieron los escondites, el miedo,
las noches a solas y las redes "sociales",
las cámaras, los ordenadores.
Pero antes, mucho antes, los libros.
Hasta creernos personajes, principales.
Las falacias.
Creamos las bandas sonoras, la imaginación
y los sueños. Las miradas,
las sonrisas y los puñados de palabras.
Esas, las inventamos solo para fingir
y decir, como si nada "estoy bien",
cuando ni siquiera estamos.
Inventamos, no podía ser menos, el amor,
las estrellas y los "para siempre".
Quién nos lo iba a decir. Y justo después
no declaramos, mentirosos
compulsivos.
Mentimos sobre mentiras
y afirmamos a la cara de cualquiera
que decimos la verdad.
Joder! Única y exclusivamente la verdad.
Dormimos en camas de cincuenta por ciento ochenta.
Y nos gusta decir que tenemos pareja.
Vamos al gimnasio después de desayunarnos
las tostadas de ambos.
No, nos apuntamos, pero nunca fuimos.
Vale, ni nos hemos matriculado.
Fumamos por placer y no nos asustan
los ojos de la muerte, si tiene cara de mujer.
De vez en cuando, decimos que no queremos,
y ahí sí que mentimos.
Pero tranquilos, que de calumnias yo no conozco náufragos.
Si acaso alguna deriva.
Supongo que, no existen las verdades tampoco.
A lo mejor, un día, alguien nos dijo
que inventamos las mentiras,
o tal vez, nos estaba engañando.
Por cierto, los besos,
esos nunca han sido mentirnos.
Si acaso, mal interpretarnos.
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