domingo, 30 de marzo de 2014

Eres un artista.

Solo tú sabes arrancarme las bragas de ese modo (con las maneras de un artista) después de desvanecer por mis caderas y de perder la cabeza entre mis piernas. Solo tú sabes convertir en pecados vicios insanos. Esta noche estás obligado a recorrerme de Norte a Sur, a dejarte de Este a Oeste. Una vez más he encontrado en tu espalda la octava maravilla, mis siete pecados capitales, tu piel, los seis sentidos de estas ganas de tenernos en los cinco continentes, en el quinto botón de tu camisa mal planchada. Hacerte, si puedo, un poco más mío dejando todo por ti entre sábanas, temblando. Esta noche vamos a lanzarnos cohetes a la luna de tus ojos, vamos a destrozarnos el alma a golpe de Blues. Vamos a revolvernos y respirarnos el cuello, tu oreja, mi pelo, la boca. Vamos a vivir más de ese aliento entrecortado y de ventanas empañadas que del aire. Y que te de igual si es invierno a mi lado por acabar sudando. Juro que en el preciso momento en el que te aflojes el cinturón besaré hasta el lunar que nunca supiste que tenías. Y acabaremos dos calles mas allá, dos lunas más cerca de lo normal, tres noches después, seis soles más tarde todos puestos sobre mi espalda, ni tanto ni tan bien como tú. Te va a tocar vestirte, o vestirme tocándome, siempre y cuando encuentres tus calcetines y mi ropa interior. Saldremos de donde quiera que estemos con la sonrisa en los labios de dos desconocidos que nunca acaban de conocerse del todo, que no tienen pensado besarse del todo, gastarse del todo, dormirse del todo, para que les quede algo más. 

Ponte la camisa, o volvemos a empezar.



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