miércoles, 7 de enero de 2015

Cría musas...decían.


Después me abrazó por la espalda en mitad de la calle. No empiezo por el principio porque no sé cuando empezamos. Ni el qué. Pero le encantaba agarrarme de la mano cuando nadie nos veía. Y a mí siempre me dio la sensación de que el parque se llenaba de gente que envidiaba nuestra historia. O lo que fuera que fuésemos. 
También lo llamaba "amor", pero solo con la mirada, y él me llenaba de pequeños besos que me dolían a gritos. Pero yo nunca le dije que parara. Tal vez ese fue el problema. 
Cría musas, decían... Y ya sabéis lo que viene después. La gente se queja de que si el agua y la luz y el ivi y el iva...pero cuando la poesía pasa factura. Ahí si que tienes un problema. 
Así que yo he pensado en cambiar de musa. Porque esta solo me trae desgracias. Pero tiene una sonrisa tan bonita que. 
El problema es que este parque siempre está vacío y a mi me encanta ver como se llena de gente a nuestro paso. De gente que envidia nuestra historia porque claro, jamás leyeron los subtitulos. 
Y lo bonito fue eso. El día en que firmé un contrato con su espalda pasando por alto la letra pequeña que explicaba claramente esto de las noches a solas y los mensajes sin respuesta y las ganas de perdernos. 
Eso, que como leí una vez "que la poesía pague los destrozos", que ya le pasaré a él la factura. Un día de estos, tal vez. Cuando decida soltar su mano al pasear por el parque y no la lleve hasta su barba. 
Su barba...y la comisura izquierda de su boca... No sabría explicarlo. 
De eso, también, que se encargue la poesía. Que para algo yo me he encargado, de buscarle una musa a su altura.
Buenas noches.

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