lunes, 19 de enero de 2015

Es el mensaje más largo que nunca te he escrito.

Vuelve, esta mañana dejé la puerta abierta.
El café sigue caliente y compré
mermelada de esa que tanto te gustaba
esparcirme por el cuerpo y lamerme.

Vuelve, que me estoy acostumbrando a dormirme
con los pies fríos y la calefacción puesta.
El otro día cambié al fin nuestra cama
por una de ochenta, para no echarte en falta.

Vuelve, la colección de vinilos está llena de polvo
como un tributo a todos los que no echamos,
pero seguro que si vienes y se lo quitamos
todavía suenan para volver a desnudarnos como antes.

Vuelve, no quiero tener que repetírtelo más veces.
Después de este mensaje borraré tu número.
Seguiré usando tus camisetas de pijama.
Quemaré todas tus fotos y trataré de olvidar tu casa.

Vuelve, por última vez, vuelve.
Quiero ver amanecer desde tus ojos.
Quiero dejar de fumar para besarte.
Tirar los mapas de esta ciudad
y buscar en tu espalda mis puntos cardinales.
El G de los tres meses a mensajes
de buenas tardes, comiste bien?, llegaré a las ocho, amor.
Quiero hacer café para dos.
Quiero hacer café para dos.
Vuelve, a esparcirme mermelada por el cuerpo y lamerme,
a hacer sonar en bucle los discos de siempre.
A quererme.
Vuelve.
No voy a repetírtelo más veces.
Vuelve.
No voy a repetírtelo más veces.
A quererme.
Vuelve.
A quererme.

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