sábado, 24 de enero de 2015

Este, es mi viaje al fin del mundo.

Nosotros llegamos antes que el resto.
Veníamos de ser los últimos
y nos aferramos al gusto de ver la entrada
con nuestros propios ojos.

Yo te agarré con fuerza de la mano
y tú me sonreíste desde la comisura izquierda de tu boca.
De repente nos giramos para saludar con los ojos
al resto de creyentes que seguían intentándolo.

Alguien dijo que era la época de los destrozos.
Así que nos inventamos el siglo de la lucha, por joder.
Entre los dedos forzamos líneas con las que apuntarnos,
y disparamos hasta matarnos de ganas por no perderlas nunca.

Tuvimos miedo cientos de veces.
Tuvimos miedo, hambre, frío...
Pero jamás nos mentimos por ello.
Sí, tuvimos miedo, pero ya no lo tenemos.
Así que aprendemos de ello y de aquello que el resto ganaron
cuando decidimos dejar de jugarnos la vida.

Mi padre quería una casa más grande, mi madre un coche nuevo, mi hermano un tanque de guerra.
Solo pude darles un puñado de versos que nunca les sirvieron de nada, pero los hicieron ser alguien.

Tuvimos miedo hasta ese punto
en el que supimos que habíamos llegado
al fin del mundo antes que ellos.
Veníamos de ser los últimos pero al menos habíamos llegado
al rincón de los versos, a nuestros sueños.


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