Hay, amor, demasiado que decirte empezando por un “quédate”.
El no te vayas nunca que ahogaré hasta el final.
Hay exceso de terminales y
poco corazón.
Hay distancias que no se salvan entre líneas.
Las ganas de correr
hasta encontrarte y morderte desnudo.
Susurrarte todo lo que te escribo.
Que te
quedes conmigo.
Saber que no soy tanto como para romper tus ritmos.
Y que
puedo llegar a serlo.
Hay las ganas de salir de aquí.
Hay un verso escondido en
mis pupilas que solo saldrá cuando te vea partir.
Y habrá un cielo partido y
los pocos motivos de volver a levantarme de cama.
Tempestades y el puto
invierno, tiene lógica, sin ti.
Gritos de amor en el casco viejo.
Momentos
escondidos bajo los adoquines de esta ciudad,
en cada playa, que no me van a
dejar olvidarte tranquila.
Hay una mano que ya no te agarra y que quisiera
atarte a su vida.
Hay unos labios que buscan el beso de Judas y prefieren morir
a vivir sin ti.
Esta es la gravedad del asunto, hay que empezar a alejarse, o a
proponerse huidas compartidas, cariño.
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