sábado, 3 de enero de 2015

Sabía que tenías que ser tú.

Hoy me he dado cuenta de que hace tiempo que eras tú, 
no por las cinco letras de tu nombre ni por tus maneras. 
No eras tú por lo bien que te queda vestirte de traje. 
Sé que eres tú por tus ojos, 
por que cuando me miras, 
los relojes revientan en mil pedazos, 
por que cuando me abrazas, 
hasta el sol pierde el norte. 

Porque sabes hacerme temblar sin decir nada, 
y entender la vida es algo así, 
como solo poder besarte por la espalda. 

Porque quién dijo noche sin conocerte 
no pisó jamás la luna. 
Y yo soy la astronauta de todas tus constelaciones de lunares. 

Porque ya sabemos que yo soy la cursi, 
y tú el gilipollas. 
Por eso me dices “vete a la mierda”, 
y yo te cojo de la mano. 

Tenías que ser tú, 
porque ya encontramos banda sonora, 
y es un rock and roll, 
tenemos playa, 
y es nudista, 
y también un libro, 
Porno-Grafía. 

Tenías que ser tú porque me gustan hasta tus padres 
y manda cojones. 

Porque me has enseñado que el mejor de los viajes 
empieza en casa, y no termina nunca. 
De crecer iba nuestra historia. 
Porque jamás me has dicho esto sí, y esto no, 
pero yo sabía lo que valía la pena contigo. 

Bueno, puede que hayamos dejado algún par de planes pendientes, 
y mejor así, porque tendremos todo el tiempo del mundo. 

Eres tú, recuerdas? 
Porque a veces las palabras pierden valor 
y la gente dice demasiadas veces al día te quiero 
y yo, a ti, nunca te lo he dicho. 
A mí me gusta más escribirte tonterías 
y robarte una sonrisa de esas 
en las que levantas una ceja y me abrazas en el aire. 

Podría pasarme el día explicándote por qué eres tú 
y no es el vecino del quinto 
o cualquiera de los otros, 
o yo misma. 

Pero prefiero seguir buscándome la vida para cruzarme contigo, 
dejándome la piel por cada momento 
en los que me esquivas y yo, 
me sujeto el corazón y las lágrimas porque sé, 
que siempre vuelves de frente y me coses las heridas a tu piel, 
y porque, nunca diría nada malo de ti, recuerdas? 

Pero eso lo hago porque desde un principio,
 tenías que ser tú el que me rompiera, 
porque solo tú podrías arreglarme las costuras. 

Porque he intentado escribirle al mundo que es la vida, 
y no sabría hacerlo 
sin usar 
las cinco letras 
de tu nombre. 

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