Me diste un
puñado de motivos sobre los que pensar,
un abrazo de
recuerdos sobre el que llorar,
un millón de
sonrisas en las que perderme.
Y la excusa
perfecta para no volver a verte.
Quise
decirte todo esto que ahogo en vasos medio llenos,
todo lo que
callo y corre entre mil llantos,
todo eso que
fuimos aunque no estuvieras.
Las ganas de
volver a dormirme entre tus piernas.
Permanecieron
los planes como guirnaldas de fiesta,
colgando de una
excusa para re-declararnos la guerra,
para
pegarnos con palabras los sentidos que escondimos.
Para alargar
cada noche, pensando en que es mejor.
Salir
corriendo a toda ostia o follarnos una última vez.
Que
problema, cuando se nos juntan, los dos instintos capitales.
Olvidamos
los principios, la cordura, lo vivido en estas calles.
Y nos vamos,
como quién despide el calendario.
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