domingo, 14 de septiembre de 2014

Te echo de menos entre mentiras de más.

A ver si dejáis de engañaros de una puta vez.

No existen precipicios
a los que merezca la pena asomarse.
Ni muertes por amor.

Ya no se emplean los tres puntos suspensivos
en una relación.
Y diecinueve días es demasiado tiempo
para enamorarse.

Bueno, es que, en realidad;
hace ya muchos inviernos
que la gente no se enamora.

Que las sonrisas no hablan de años,
sino de orgasmos.
Que de lo único que nos colgamos
es de los pecados capitales.

Y las ciudades han dejado
de alojarse en el ombligo
de otra persona.

Hace ya mucho tiempo
que empezamos a fumar,
por que no encontramos a nadie
que quiera quedarse.

Pero es que en realidad,
no nos hemos parado a pensar,
que no queremos encontrarlo.

Y nos hemos acostumbrado a mentirnos,
a escuchar canciones bonitas,
a escribir estados en verso,
a acostarnos tarde y a solas
creyendo que queremos
hacerlo con alguien.
Con sabe dios quién.

Hemos caído en la absurda rutina
de echar de menos a todo el mundo
sólo por dolernos y poder pensar
que ya nos parecemos un poquito más
a Sabina.

Y es una pena,
por que ni siquiera él
ha muerto por nadie todavía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario