martes, 3 de febrero de 2015

Carta de agradecimiento a una vida.


Estaba total y completamente sola. 

Me abracé con fuerza y soñé con un cambio hacia no recuerdo donde, tampoco cuando.

Y ellos me desenredaron los brazos, me descosieron las cicatrices y me curaron los golpes que llevaba a la espalda. Me sirvieron un café después de abrirme la puerta de su casa poniendo mi nombre en su buzón. Que nunca me llegó ninguna carta, pero esa mirada era la mejor declaración de intenciones que jamás podría sellar nadie. Y el futuro dejó de oler a ceniza y humo rancio.

Me taparon cada noche que me quedé dormida soñando con todo eso que quería, con ellos. Me sirvieron un plato de comida todos los días y siempre tuvieron una sonrisa para hacerme feliz cuando el mundo quería joderme. Me apoyaron sobre el mejor de los pedestales y siguieron sumándole peldaños al calendario diciéndome "corre, sube, no vas a caerte", y a mí me bastaron sus ojos para saber que hay ostias que merecen la pena y que siempre nos quedaría un motivo, por el que volver a casa.

Cuando estaba total y completamente sola me quisieron, y jamás necesitaron decirme que no se irían. Y ahora sé, que hay familias que no son para siempre pero hay personas para toda la vida.

Estaba total y completamente sola así que me abracé con fuerza y ellos me desenredaron los brazos, me descosieron todas las cicatrices y me curaron los golpes que llevaba a la espalda. Yo manché todo de sangre, pero para ganarle al tiempo una guerra más, perdí todo lo que valía menos. Ahora tengo lo mejor que podría soñar mucho antes de que me arroparan las lágrimas al caer la noche, ahora los tengo sentados a mi lado. 

Y gracias.

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