martes, 24 de febrero de 2015

Tes escribí en la Gran Vía y te lloré en el Retiro.

Escribo desde la Gran Vía adoquinada de recuerdos.
Desde yo que sé, no lo sé, no puedo verlo.
Desde tus ojos.

Escribo porque quiero quedarme, aunque sea en blanco.
Porque mi tierra, porque mi gente, porque mi padre.
Escribo porque gracias.
Por todas esas noches que no volvías a casa, por las lágrimas, el esfuerzo, el trabajo, los abrazos, lo perdido.
Sí, escribo por lo perdido.

Por los que quisieron hacerte creer que tenías que vivir en cantidad y no en calidad.
Porque tú siempre supiste volar a pesar de tanto.

Escribo desde la Gran Vía adoquinada de recuerdos.
Desde yo sin ti no me sé y quiero verte.
Porque fuiste tú el que me dijiste
"ve, inténtalo, vuela, cariño, te quiero".

Para llorarte hacia fuera en verso cuando no te puedo dar un beso de buenas noches
y jurarte que estoy bien, que no te preocupes, que estoy bien,

Escribo porque nunca has cogido un libro
sin embargo cruzas los dedos por el mío
y me lees tantas veces.

Por la noche en la que apareciste en mi cama y susurraste muy bajito, para no hacerme daño, que teníamos que irnos de casa, que cerrabas aquel bar, que llorabas desde la pobreza de bolsillo y la riqueza de corazón.
Eres el mayor guerrero del mundo.

Por dejarme irme lejos.

Escribo porque tú me has enseñado a hacerlo. A soñar sin la necesidad de meterme en cama aunque no me arroparas pro si algún día no estabas y el invierno se alargaba más de la cuenta.

Porque tú nunca me has dicho esto sí y eso no, pero yo sabía lo que valía la pena contigo.

Porque dejamos atrás una vida y lo intentamos siempre de la mano.
Porque los putos bancos y la gente, la gente...
Porque no tuvimos nada y sin embargo fuimos mas que el resto.

Escribo para dar las gracias.
A un acento de mar, mi casa.
Todo lo que dejamos atrás, al tiempo.
Gracias Vigo y Madrid ojalá.
Gracias por enseñarme a luchar enseñándole los dientes al fuego en plena guerra y a ganar siempre al calendario que tanto nos persigue. A no vivir ni besar con las manos en los bolsillos.

Gracias a la manera de lloverme que me deja sonreír al mundo, gracias por estas alas.
Gracias
por
estas
alas.

Gracias, una vez más, por ser la arena de mi playa en la distancia, papá.


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