domingo, 12 de abril de 2015

Desnuda de miedos dime...

Prometo que nunca, y también que siempre. 
Juro imposibles cargados de ganas. 
Pierdo por el simple gusto de verte ganar a ti. 
Fumo, porque la vida nos maltrata lo suficiente 
como para no querer recortarla un poco. 
Bebo para ahogarme entre sirenas desnudas y 
contarle a ella todas mis líneas. 
Escribo lo que nunca te diría mirándote a los ojos. 
Me quedo sin ropa por el mero placer de cubrirme de nada 
y sentir la ausencia de léxico que nos falta 
cuando el frío no me alcanza tan adentro y 
quiero decirte que te quiero, 
pero no como todos te han dicho que te quieren 
si no de otro modo. 
Me alejo para verte ausente y sentir 
la falta de lluvia sobre los hombros. 
Sueño por todos los que dijeron jamás 
a los que yo contesté gritando con un vencimos, 
aunque no fuera cierto. 
Sonrío por gusto a la mirada ajena. 
Camino hacia ningún lugar sabiendo 
que no podría perderme mientras me agarre de la mano 
y crea que es la tuya. 
Soy la tonta que vuelve mil veces para verte ser feliz sin mí 
y afirmar que la vida son esos pedacitos de esperanza 
que ganamos con cada abrazo o con uno de esos besos 
justo en la comisura izquierda de otra boca. 
No me reconozco si me enfrento a un espejo y no pienso en mi padre. 
He sangrado de versos, corazón, manos y rodillas 
sin dejar de amar el intento en vano. 
Soy la nada, el nadie, ningún lugar. 
Ahora dime, ¿De cuántos miedos más me tengo que despojar para que me re-conozcas? 
He creado de tu ombligo trinchera para morir en silencio, 
ya no lato a toda voz ni quiero salir corriendo, 
nadie me explicó lo que era el miedo. 
Tienes el tiempo entre los dedos, 
dispara cuando quieras
a mí ya no me queda nada más que sacarme y así, 
desnuda de principios, 
te regalo todos mis finales. 
Siempre se te ha dado bien poner el punto 
y acabar cada página
aunque fuera en blanco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario