martes, 7 de abril de 2015

Estamos solos y desnudos vamos

Ojalá aparezca alguien
una mañana cualquiera y venga
para explicarnos que es el querer.

Que nos haga ver que
acariciar un desnudo integral
es habitar los sueños de otro
y que hay algo más
detrás de un orgasmo
o de una mera puesta de sol
en plena madrugada.

Ojalá venga ese alguien que con solo un gesto
nos invite a acordarnos del nombre
que nunca borramos de nuestra lista de contactos
por miedo al tiempo y por si, ya sabes,
el pasado vuelve.

Que nos abrace fuerte,
nos bese en la frente y nos diga
que no, que las cosas ya no van a ir bien.
Que han llegado los siglos del hambre
y llorar se ha vuelto obligación.
Que no nos queda nadie a quien pedirle
el simple favor de una mirada.
Que estamos solos.

Ojalá llegue ese alguien y nos robe el desayuno,
el número de cuenta y todo
lo que nunca nos hizo tanta falta.
Porque esa mañana
desnudos de prescindibles sabremos
que echar de menos es culpa nuestra,
que las distancias caben en el bolsillo
de la única chaqueta que tendremos
y con las suelas rotas también podemos
salir a la calle,
esquivar carteras sin doble fondo
y correr hacia la inicial en formato código postal
del primer nombre que se nos pasó por la cabeza
en el momento en que nos explicó
el significado de querer-
se, un poquito más, si cabe.
Dijo, "un poquito más, sí, cabe".
Y quisimos
entenderlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario