martes, 21 de abril de 2015

Elefantes

Porque cuando me agarras de la mano
soy más la libertad del poco tiempo
y la distancia
que si fuera incierta la medida.
Porque no te quiero como se quiere atando,
te quiero por lo que eres
cuando no eres conmigo
y por lo que soy
cuando te miro a los ojos.
Te quiero lejos y quiero la espera y
las vistas del camino cuando te acercas.
Sobre arena de playa,
cielo y cama.
Vestido de miedos y desnudo de besos
para arrancarte en piel e historia
lo que nunca nuestro
aunque sí imposible.
Te quiero a sabiendas de que comprendes
la utopía de que te entienda,
de la huida, de tu mano,
de las vueltas y el regreso,
de Madrid y tus ojos.
Te quiero por cobarde y por valiente.
Por ser calma y más tormenta.
Por lloverme y silenciarme.
Por perderme en mitad de una ciudad
repleta de gente y hacerme
sentir sola, muda, ciega y sobre todo sorda.
Porque callabas la Gran Vía
si me agarrabas la cara
y me pegabas a tu pecho con cuidado.
Con cuidado,
estoy deseando romperme
para tener que poner todo mi empeño
en cada uno de los mil pedazos,
por separado,
en los que me conviertas,
para quererte.
Como dijimos que siempre,
como lloramos presentes,
como nunca nadie, nosotros.
Que nos agarramos de la mano y sobran
los más de seiscientos kilómetros
de distancia que nos separan,
para soñarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario