lunes, 6 de abril de 2015

La osadía de mentirnos

Nunca fuiste la media naranja
porque te conformabas
con ser la media perdida.
“En unos años” decías, pero sin un
“nosotros” de por medio.
Un calendario repleto de heridas ajenas
y sangre en los dedos,
de “por la vida” pero sin ella,
con la sonrisa por tatuaje
y no como costumbre de
ver amanecer tarde y
anochecer temprano y
solos.
Te dije “o las líneas o yo”
pero solo con los ojos
y  cerraste la puerta en silencio,
como dejando espacio
entre verso y verso,
haciendo de mis piernas
el puente a esa estrofa
final que decía:
“Siendo en blanco y negro,
ser prosa y verso,
musa y poeta
se me queda grande
imagínate entremezclarte
un color
y llamarte sin hacerlo
por tu nombre
al correrme,
como aquella noche,
pero de la mano.
No puedo ser perfecto pero
juro que intento hacernos
un hueco entre
tanta mierda”.

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